04 Las cosas que no cambian - El Exilio

Autor edrperez Tiempo de lectura 3 minutos

Cuarta entrada

Carta: 1 de Copas.

Moneda: 1d2: [1] = 1. Distancia.

28 de mayo de 1939

Hoy, mientras cruzaba un pequeño pueblo en mi camino hacia el exilio, me encontré con una escena que me dejó sin aliento. "Aquí no ha cambiado nada", resonó en mi mente como un eco sombrío de la realidad que persiste incluso en tiempos de aparente cambio.

En el centro del pueblo, un grupo de hombres de aspecto imponente, con uniformes y actitudes que gritaban autoridad, se alzaban sobre la población. Eran los nuevos "dueños" de este rincón olvidado, representantes del poder que siempre parece emerger, sin importar el contexto histórico.

Observé en silencio mientras imponían sus reglas, intimidando a la gente local, recordándoles que aunque la guerra hubiera llegado a su fin, el poder seguía siendo un juego de fuerzas desiguales. Las miradas temerosas de los lugareños, las cabezas gachas y las calles silenciadas por el miedo, todo recordaba a la opresión que había presenciado tantas veces durante la guerra.

Intenté pasar desapercibido, pero la presencia de estos hombres poderosos no pasó desapercibida para mí. Fui detenido sin razón aparente, interrogado sobre mi identidad y propósito. Mis respuestas, cuidadosamente formuladas para evitar problemas lograron engañarles.

Esta experiencia me deja con un sabor amargo en la boca, una recordatorio de que, incluso después de la guerra, la lucha por la dignidad y la libertad continúa. Mis pasos se vuelven más cautelosos, mi desconfianza más arraigada.

Mientras sigo mi camino, sigo preguntándome si algún día veremos un mundo donde los poderosos no aplasten a los vulnerables, donde la justicia y la igualdad no sean solo sueños efímeros.

Con la esperanza herida prosigo mi camino.

Distancia: 1
Suerte: 9

Imagen de DALL-E 3.